Curación durante el sueño El peregrino accedía al distrito sagrado a través de una rampa atravesando el vestíbulo o propileo. Desde allí divisaba un gran número de edificios perfectamente adaptados a la topografía del terreno. Tras una purificación ritual, el visitante llevaba a los dioses Apolo-Maleatas y Asclepio una ofrenda y procedía a descansar en el abaton, nombre que significa lugar sagrado, sobre duros catres o Mine. Según se creía, los poderes del buen Asclepio surtían su efecto durante el sueño, momento en que el «sanador de cuerpos y almas» curaba directamente a quien solicitaba ayuda o bien le dictaba en sueños las normas de comportamiento que debía cumplir para obtener la curación. Así pues, durante la época de esplendor, en el santuario de Epidauro no se administraban medicamentos ni terapias, y sus sacerdotes no eran médicos. No obstante, se hallan documentadas en Epidauro una serie de curaciones que fueron realmente efectivas.