Parque Nacional Garamba

24/11/2016 2.797 Palabras

Lucha contra los furtivos La subespecie norteña del rinoceronte blanco (Ceratothehum simum cottoni), quedó prácticamente extinguida. Si en los años sesenta vivían todavía alrededor de un millar de ejemplares de este extraordinario paquidermo, sólo un cuarto de siglo más tarde su población había disminuido alarmantemente a un total de quince ejemplares. La Unión Internacional para la Defensa de la Naturaleza (IUCN) decidió incluir urgentemente a este perisodáctilo en la lista de las doce especies animales más amenazadas del planeta. Poco después, la administración del parque se apresuró a adquirir avionetas deportivas con el objeto de llevar a cabo un control sistemático del terreno y evitar así la desaparición total de este animal, al tiempo que aumentó notablemente el número de guardabosques con efectivos mejor formados, quienes hubieron de enfrentarse a las bandas de cazadores furtivos, que se revelaron tan despiadadas con los animales como con los representantes de la ley. Con una tasa de crecimiento anual del diez por ciento, la población de rinocerontes del parque nacional ha experimentado una recuperación desde principios de la década de los noventa. En la actualidad el territorio protegido, atravesado por los grandes ríos Dungu, Aka y Garamba y rodeado por tres cotos de caza mayor, constituye el último hábitat del rinoceronte blanco norteño en todo el mundo. Afortunadamente, este animal no figura ya en la lista de la Unesco de las especies en peligro consideradas patrimonio de la humanidad.

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