Parque de Studley Royal y ruinas de la abadía de Fountains

07/12/2016 3.413 Palabras

Un aislamiento voluntario Utilizado como cantera desde la disolución del monasterio en el siglo XVI, «Sancta Maria de Fontibus», en el apacible valle del río Skell cuyos manantiales dieron nombre al recinto abacial, es uno de los monumentos arquitectónicos mayores y mejor conservados de la época de esplendor cisterciense en Inglaterra.La colocación de la primera piedra de la abadía de Fountains tuvo lugar a principios de los años treinta del siglo XII. Un grupo formado por trece monjes cistercienses había abandonado la comodidad de la abadía de St. Mary, en York, para iniciar una nueva vida en el lejano valle de Skelldale basada en el trabajo y el rigor ascético. Al llegar a este exilio voluntario, se encontraron con un paisaje desolador: una región arrasada por las campañas vengativas de Guillermo el Conquistador, quien durante el siglo anterior había hecho una demostración cruenta de ostentación de poder en el levantisco norte de la isla. Los monjes levantaron primero algunas chozas en torno a un olmo; más tarde se inició la construcción de la abadía. Bernardo de Clairvaux, que había estado en Cîteaux (la antigua Cistercium) en 1132, envió a Geoffroi d’ Ainay, quien asumió la dirección de las obras y recogida de donativos. La pequeña comunidad cisterciense, llamada de los «monjes blancos» por el color de sus hábitos, creció y fue aumentando la riqueza de la abadía, ampliada con una biblioteca, gracias a la adquisición de extensas tierras.

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