Centro de una nueva ciudad Ledoux, que también ejercía de inspector general de las salinas reales, proyectó estas instalaciones lejos de los yacimientos, debido a la imposibilidad de obtener en la zona el combustible necesario para la evaporación de la sal. Arc-et-Senans, en cambio, era rico en reservas de madera. Doce toneladas eran quemadas diariamente en las salinas, lo que permitía triplicar la producción de sal. Los planes de Ledoux no se limitaban a la salina; la explotación debía convertirse en el centro de una nueva población, Chaux. Además de mercados y mataderos, en la nueva ciudad debían tener su sede edificios oficiales como el pabellón de la Paz, destinado a solucionar las disputas y querellas de los ciudadanos, o el pabellón de la Educación, para el fomento de las ciencias y las artes. Todas estas edificaciones se articulan formando un semicírculo riguroso en torno al pabellón del Director, una construcción de planta cruciforme precedida por un estrecho pórtico formado por seis columnas. A ambos lados de este pabellón principal se encuentran dos grandes construcciones rectangulares, de un solo piso, que han sido llamados «talleres». En los extremos, y como prolongación de los «talleres», se ubican los dos pabellones de los empleados, edificaciones longitudinales en las que domina un cuerpo central abierto sobre una gran arcada y rematado por un frontón. Por último, frente al pabellón del Director se levanta el edificio que da acceso a las Salinas; de iguales dimensiones que el resto de las construcciones que forman los dos brazos curvos de la composición arquitectónica, está formado por una estructura tripartita, con dos pabellones laterales alargados y un cuerpo central más alto y cuadrado.