La antigua ciudad Las 66 hectáreas que ocupa el yacimiento arqueológico de la Ciudad Sagrada de Caral-Supe, de 5.000 años aproximados de antigüedad, se encuentran dispuestas en una extensa, árida y desierta terraza fluvial, a unos 350 m sobre el nivel del mar, que domina el fértil valle del río Supe, en su margen izquierda, no muy lejos de la costa. El valle del Supe es, en realidad, una quebrada de aproximadamente kilómetro y medio de anchura cuando discurre cerca de Caral-Supe, y sus tierras fértiles abastecieron a muchos otros centros urbanos coetáneos de esta ciudad, como es el caso de los de Miraya, Allpacoto, Áspero, Chupacigarro, Pando, Lurinhuasi, etc. Sus orígenes se remontan al Periodo Arcaico Tardío de la región de los Andes centrales, y constituye el centro de civilización más antiguo del continente americano. Excepcionalmente bien preservada, es impresionante en términos de diseño y complejidad de su arquitectura, especialmente por lo que respecta a sus monumentales pirámides de piedra y barro, y a los patios circulares hundidos. Caral es únicamente unos de los dieciocho asentamientos urbanos de la misma zona y cultura. Su arquitectura, compleja y monumental, cuenta con seis grandes estructuras piramidales. Un quipu (el sistema de nudos utilizado por las civilizaciones andinas para registrar la información) hallado en el yacimiento atestigua el desarrollo y la complejidad de la sociedad de Caral. El trazado de la ciudad y algunos de sus componentes, como las estructuras piramidales y los edificios residenciales de las élites que la dominaron, muestran una clara evidencia de funciones ceremoniales, lo que revela una firme ideología religiosa.