Catedral y muralla Para reforzar el lado este, menos protegido, en los primeros años del siglo XII se inició la construcción de una catedral fortificada con ventanas pequeñas y, según el paradigma cisterciense, con una mínima ornamentación. El ábside de la catedral, denominado popularmente «el Cimorro», forma parte de las murallas. Durante el Renacimiento fue ampliada, aunque sus fachadas actuales datan del siglo XVIII. En el interior del templo de tres naves se halla una impresionante sillería de 1544 y una tumba de alabastro (1518) del obispo Alfonso de Madrigal. Entre 1499 y 1508 Pedro Berruguete y otros artistas crearon el retablo del altar. Hermosos relieves adornan el retrocoro, de estilo plateresco, mientras que el ábside fue realizado con piedras rojas y blancas formando dibujos. En la sacristía, utilizada también como museo, se conservan varias obras maestras de la orfebrería sacra debidas a Juan de Arfe (1535-1603), entre ellas la custodia de plata de 1,70 metros de la catedral.